Maleta para adictos a viajar
Los adictos a viajar no tienen una sola maleta, sino varias bolsas de viaje que se adaptan a cada tipo de aventura. Si eres de los que a la mínima aprovecha la ocasión para salir a conocer mundo, seguro que te identificas con estos trucos a la hora de elegir qué maleta llevar y qué meter en su interior.
Sabes las medidas de las maletas aceptadas en la cabina de un avión
Te sabes de memoria la dimensión permitida de una maleta en la cabina de un avión. Por eso nunca te harán pagar sobrecoste. También conoces el peso máximo que pueden alcanzar tanto en la cabina como en bodega. De hecho, puede que hayas desarrollado un sexto sentido y nada más coger la bolsa sepas si se pasa de los kilos que se pueden subir o no.
Conoces tu maletero como la palma de tu mano
Si viajas en vehículo propio, tienes estudiadas todas las posibilidades de tu maletero. Por eso, sabes cuántas bolsas puedes llevarte y lo más importante cómo colocarlas. Si junto a ti viaja más gente, les das instrucciones sobre cuánto equipaje pueden transportar y les adviertes de que si no cabe, tendrán que llevarlo encima durante todo el trayecto.
Los por si acaso se quedan en el armario
Más vale que la maleta no sea un incordio durante el viaje, por eso lo mejor es coger sólo lo necesario. Si después en destino necesitas algo más, es tan fácil como comprarlo allí (a no ser que vayas a un desierto es probable que haya tiendas y productos disponibles). Así que a la hora de hacer la selección introduces en la bolsa lo que realmente vas a necesitar, no te sobrepasas. No quieres tener agujetas de arrastrar la maleta. Ah, además, eres de los que llevas encima la ropa que más pesa, así que en ocasiones has viajado con un abrigo en la mano en pleno agosto.
No metes nada de valor
La maleta no es el bolso de mano, así que sabes muy bien que lo realmente valioso debe ir en otro lugar. Aunque lo tengamos cerca, el equipaje es susceptible de ser abierto, robado o de sufrir algún accidente. Así que eres consciente de que el dinero, la cámara de fotos y la documentación no tienen sitio en tu maleta.
No faltan candados ni claves de seguridad
En relación con el punto anterior, tomas precauciones en los viajes, por eso tu maleta lleva una protección especial, ya sea con candados o con una clave. No eres novato, por lo que tu clave no es 00000 o 12345, no. Es probable que tu clave tenga relación con la fecha de algún viaje inolvidable para ti.
Todo bien ordenado
Si un experto en Feng Shui abriera tu bolsa, se sentiría orgulloso de tu orden. Y es que eres todo un profesional a la hora de colocar todas las prendas en el lugar exacto. Aprovechas cada milímetro del interior de tu maleta para que quepa todo lo que crees que vas a necesitar durante el viaje. Incluso en ocasiones has envasado la ropa al vacío, un truco que no sólo ahorra espacio, sino que también protege las prendas ante imprevistos. Además, no dejas ni hueco útil libre, así que rellenas hasta el interior de los zapatos con calcetines.
Récord guiness
Sabes preparar un equipaje para cada destino en menos que canta un gallo. Si te cronometras, seguro que tienes cabida en el Libro Guinness de los récords. ¿Vas a la playa? En 5 minutos tienes una bolsa con dos bañadores, chancletas, crema solar, pareos y toallas. ¿A la montaña? En un plis, plas has metido las botas, los bastones, los mapas y ropa de abrigo, ¿de turismo cultural? Rápidamente has cogido un diccionario, ropa cómoda y unas zapatillas para andar… No hay secretos para ti.
Reconoces tu maleta a kilómetros de distancia
Has viajado tanto con tu fiel compañera que eres capaz de reconocerla de lejos, a kilómetros. Así que no te confundes nunca a la hora de recogerla tras un vuelo o tras un trayecto en autobús o tren. Conoces cada herida que tiene y puedes enumerar las marcas. “Esta raja de aquí, París 2012”, “Este bollo, Salou 2015”… Igualmente, llevas algo que la identifique por si te falla la intuición como una cinta o alguna pegatina.
Champú, gel y pasta de dientes se quedan en casa
No eres partidario de meterlos en la maleta, porque sueles confiar que haya en el hotel o que puedas comprar en destino. Pero si no hay más remedios que llevarlos desde casa, sabes que hay que protegerlos. Si uno de esos botes se abre en la maleta, estás perdido. Así que los proteges dentro de una bolsa y te aseguras de que no se van a salir en ningún momento. Cualquier precaución es poca.